miércoles, 24 de febrero de 2016





La Verdad, el Tiempo y la Historia,

de Francisco de Goya (hacia 1800).

Alegoría de debatida interpretación, es también conocida con otros nombres.

“…El alado y anciano tiempo traería de la mano a la verdad, para que la historia la dejara registrada mediante la escritura…”

“…1234567890  …123”

 La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado. Se denomina también "historia" al periodo que transcurre desde la aparición de determinados hechos en nuestras vidas hasta su final.

Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, "historia", en el lenguaje usual, es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de mentiras; sea su propósito el engaño, el placer estético o cualquier otra ficción histórica. Por el contrario, el propósito de la ciencia histórica es esclarecer los hechos y sucesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos, ateniéndose a criterios de objetividad; aunque la posibilidad de cumplimiento de tales propósitos y el grado en que sean posibles son en sí mismos objetos de debate.

A su vez, llamamos "historia" al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una "historia honesta".

La existencia de un hombre no debe tildarse de buena o de mala, bajo ningún concepto, y menos sin antes tener un conocimiento pleno de sus vivencias, o coloquialmente hablando “colocarse dentro de sus zapatos”.

No obstante, independientemente de que los hechos me fueran arrebatados por el transcurrir del tiempo y se distraigan de nuestra memoria, los incidentes vividos, por otros sucesos ocurridos en el transcurso de nuestras vidas, existe la posibilidad de obtener o reconstruir un relato fiable de los acontecimientos; ya sea para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones de los hombres y que sus grandes infracciones acometidas no sean ignoradas, ya sea por los hombres honestos, ya por los malos, y esta historia no caigan en olvido.

Así comienza la obra titulada “DIVORCIO EXPRESS”.


 La vida es un sueño del que despertamos desnudos y solos; nuestros padres son el vehículo que nos transporto a este mundo, de donde debemos bajarnos al llegar; quizás nos acompañen un trayecto mas, para los que tienen esa suerte, no para todos es así, algunos tendremos que trasbordar y otras manos cumplirán la labor de alimentarnos, abrigarnos y enseñarnos, medianamente, el modo en que debemos comportarnos para continuar nuestra vía que nos conducirá al destino final. Pero lo que sí es seguro, es que el resto del camino, entre nuestra crianza y el final, dependerá de las acciones evasivas y defensivas que tomemos mientras nos encontremos transitándolo.

No podemos pretender achacarle a la vida o a algún  Dios los resultados de nuestras acciones, mismas que corresponden más a la aplicación de La dinámica, que es la parte de la física que estudia las relaciones entre los movimientos de los cuerpos y las causas que los provocar, en concreto las fuerzas que actúan sobre ellos.

Recordando la Tercera ley de Newton, la Ley de Acción y Reacción o lo que es igual, “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto”. Un ejemplo clásico es caminar, cuando caminamos empujamos a la tierra hacia atrás con nuestros pies, a lo que la tierra responde empujándonos a nosotros hacia delante, haciendo que avancemos.

Cabe destacar, que el resultado que obtendrás de este mundo tendrá mucho que ver en la forma como manejes los obstáculos que se cruzan en tu camino.

En este Punto es importante aclarar, a manera de legalidad, que los hechos que voy a contarles son exclusivos de mi imaginación y que ninguna relación, por muy fiel que parezca su exactitud, tienen que ver con la realidad; en pocas palabras “No me demanden…, es la verdad”.

Podría llamarme Zeus, Ulises o Nerón y con el apellido de cualquier otro grande Barón, pero no decidimos nosotros ese acontecimiento tan trascendental de nuestras vidas y por eso, una de las dependencias naturales que tenemos, al arribar a este mundo, es la de que seamos conocidos por el nombre que algún otro eligen por nosotros; en algunos casos son nuestros padres en otros las sociedad, como es el caso de los espositos.

Mi nombre es Ali Parra y nací en Caracas, una ciudad de Venezuela, en el año 1965, mis padres, muy jovenes, se conocieron en un autobús que viajaba de San Carlos a Caracas, mi padre de 19 años, ella de 17, edades muy acordes para esos tiempos, ellos mantuvieron una conversación en todo el camino, animada por mi padre, Ali Ramón, quien era muy elocuente y gracioso; el decía que hacer sonreír a una mujer te aseguraba el camino a su corazón; mantuvo sonriendo a mi madre todo el camino, la alegría y las risas parecían un tema de la conversación. 


Un avance muy importante se debió a Galileo (1564-1642) quien introdujo el método científico, que enseña que no siempre se debe creer en las conclusiones intuitivas basadas en la observación inmediata, pues esto lleva a menudo a equivocaciones. Galileo realizó un gran número de prácticas en las que se iban cambiando ligeramente las condiciones de un problema y midió los resultados en cada caso. De esta manera pudo extrapolar sus observaciones hasta llegar a entender un experimento ideal.
continuara...!!